Otras cualidades adquiridas que debe poseer un vendedor profesional son tantas como podrías imaginar, por ejemplo: empatía, profesionalismo, liderazgo, trabajo en equipo, comunicación asertiva, carácter, voluntad, solidaridad, paciencia, tolerancia, resiliencia, etc... y curiosamente de todas ellas, un 95% tienen que ver con habilidades blandas, y una que jamás puede faltar, es la perseverancia.
El famoso profesor de literatura italiana en Roma hasta el año 1882 y luego profesor de la Universidad de Turín hasta 1913, Arturo Graf dijo: “La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto”. Y no hay nada más cierto que esto.
Al hablar de la perseverancia, es necesario hablar del éxito y del fracaso porque están estrechamente relacionados entre sí. Los empresarios, científicos, médicos, políticos, investigadores, deportistas y todos esos personajes que han hecho historia y alcanzaron el éxito y la gloria, debieron desarrollar ciertas habilidades o cualidades necesarias para lograrlo. Unos desarrollaron el carácter para emprender, la voluntad para dar ese primer gran paso, la visión y atreverse a soñar en grande; otros la determinación, la disciplina, el coraje y la valentía para superar las dificultades, pero algo que todos tuvieron que hacer es persistir. Y en ese intento, con toda seguridad tuvieron muchas caídas y fracasos, pero se volvieron a levantar y nuevamente persistieron, una y otra y otra vez, hasta que al final lo lograron.
¡Un fracaso es solo un fracaso!
Quien comprende que el fracaso se produce por los errores que se cometen al intentar algo, y aprende de ellos, no ha fracasado. Pero quien comete un error y no aprende de ello, sí ha fracasado. El fracaso es parte del éxito, y se podría decir que sin el fracaso, el éxito no existiría. Lo que importa es el aprendizaje a partir del error y del fracaso, pero para ello debemos entender y poner en práctica un principio fundamental, y este consiste en aprender a relacionarnos con los fracasos, aceptar que los fracasos siempre duelen y no intentar ocultarlos, culpar a alguien o culparnos a nosotros mismos por los errores cometidos.
Un famoso médico cirujano vascular, Director de la Cleveland Clinic de Ohio, dijo: “si consigues apartar esa emoción devastadora que representa el fracaso y te acercas al error con ganas de aprender, el error te va a enseñar”. ¡Esto es tremendo! porque nos hace caer en cuenta cómo muchos de nosotros hemos estado completamente equivocados, pensando que el cometer errores y fracasar, es malo. Cuando es todo lo contrario, el fracaso es necesario en el proceso de aprendizaje y solo fracasan los que intentan muchas veces y no se rinden, en otras palabras, los que perseveran. Y es precisamente a ellos, que al final siempre les llega el éxito.
Es importante comprender también que hay una gran diferencia entre insistir y persistir (perseverar). Insistir es como "golpear la cabeza" en algo que nos damos cuenta de que no va a resultar y por ello con frecuencia damos palos de ciego, vamos por ahí y por allá, titubeantes, realizando algo sin saber muy bien cómo hacerlo, dudando, y sin un rumbo fijo… e incluso queriendo abrir puertas difíciles que son difíciles de abrir, con pocas probabilidades de éxito, es por ello que en muchos casos terminamos agotados y desistimos.
Persistir en cambio es todo lo contrario, es tener un ideal en mente aun cuando las cosas se pongan difíciles, es seguir luchando de forma creativa y resiliente. Sin la sensación de que se está cargando el mundo en la espalda, es hacer lo que se requiera para llegar al lugar que ser desea, aun a pesar de los obstáculos, pero con la sensación agradable de estar en el camino correcto.
Abraham Lincoln es uno de los mejores ejemplos de perseverancia y su historia es una de las más fascinantes. Uno de sus pensamientos fue:
“No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte”
Y es precisamente en esto, que se basa la filosofía de vida de un perdedor que llegó a ser presidente de la primera potencia mundial.
Abraham Lincoln, nace el 12 de febrero de 1809 y muere el 15 de abril de 1865. Fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano. Su lucha política es una historia inspiradora que puede servir de ejemplo a los empresarios, a los vendedores, a los emprendedores, a los jóvenes y a todos quienes con frecuencia se enfrenten al fracaso en su vida o en sus negocios.
Abraham Lincoln, una vida llena de fracasos y esta es su historia:
A los 7 años tuvo que empezar a trabajar para ayudar a mantener a su familia después que tuvieron que abandonar su casa.
A los 9 años su madre muere.
A los 22 años fracasó en sus negocios.
A los 23 años fue derrotado en las elecciones de Legislador y no pudo entrar a la Facultad de Derecho.
A los 24 años se declaró en bancarrota y pasó 17 años pagando deudas a sus amigos.
A los 25 años fue derrotado nuevamente en las elecciones para Legislador.
A los 26 años cuando estaba a punto de casarse, su novia falleció y se queda con el corazón destrozado.
A los 27 años tuvo una crisis nerviosa y pasó 6 meses enfermo y en cama.
A los 29 años fue derrotado en las elecciones para Representante del Estado.
A los 31 años no pudo formar parte del Colegio Electoral.
A los 34 años, derrotado en las Elecciones al Congreso.
A los 37 años, derrotado nuevamente en las Elecciones al Congreso.
A los 39 años, derrotado por tercera vez en las Elecciones al Congreso.
A los 40 años no fue aceptado para un trabajo como alto funcionario de Estado.
A los 45 años, derrotado en las Elecciones para el Senado.
A los 47 años, derrotado en las Elecciones del Partido Republicano para candidato a Vice-Presidente de los EE.UU. (Obtuvo menos de 100 votos.)
A los 49 años, derrotado nuevamente en las Elecciones para el Senado.
A los 51 años, Abraham Lincoln es ELEGIDO PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMÉRICA.
Todo esto gracias a su persistencia y disciplina, aunque tuvo que atravesar momentos de crisis y grandes decepciones, aunque perdió por muchas ocasiones y se cayó muchas veces se volvió a levantar y perseveró y al final logró aquello por lo que tanto luchó. La historia de un perdedor que consiguió lo que muy pocos han podido lograrlo, todo a base de determinación y perseverancia.
“El éxito borra mil desaciertos”, ¡tan simple como eso!
Querido amigo, quien quiera que seas, no importa lo que hagas, no importa qué religión profesas, ni dónde vivas. Te pregunto: - ¿Cuántas veces tú, vas a intentarlo hasta alcanzar tus sueños?, ¿estás listo para enfrentar los obstáculos que se te presentan en la vida?, ¿tienes la suficiente motivación para continuar y no desistir?, ¿tienes el carácter para hacerle frente a los problemas, la falta de apoyo y los "no lo vas a lograr"?, ¿cuántas veces más lo vas a intentar?, ¿cuántas veces te vas a levantar si te caes?, ¿estás listo para conseguir el éxito, vencer el fracaso y perseverar hasta el final?
Recuerda siempre que… “Un ganador es solo un perdedor que lo intentó una vez más”. Es continuar y no renunciar, es ir contra la corriente y cambiar las estadísticas que dicen que, por innumerables razones el 75% de los emprendimientos y negocios nuevos, se abandonan y se pierden.
Amigo mío, ser vendedor no es como la mayoría de la gente piensa: que es fácil, que es hasta mientras, porque no queda de otra, porque no tienes la suficiente preparación o porque tus aspiraciones no son muy altas. Si quieres ser un vendedor profesional, debes estudiar, pagar el precio y prepararte, implica esfuerzo y sacrificio como en cualquier otra profesión, ni más ni menos. Si estás convencido de querer ser un profesional de las ventas y marcar la diferencia, deberás desarrollar cualidades que se requieren en otras profesiones y actividades, pero ¡todas juntas! Pues, precisamente a diferencia de las demás, nuestra profesión demanda de un conocimiento global y a la vez especializado; a diferencia de los profesionales de las otras ramas, el vendedor está obligado a renovarse cada día, revisar cómo está su actitud, tener carácter y no dejarse vencer por los obstáculos, soportar el fracaso, auto-motivarse y siempre tener la predisposición de servir, pero además perseverar y nunca, nunca, abandonar.
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